Parece mentira lo rápido que pasa el tiempo. Hace 10 años ya de
aquella noticia que dejó frío por dentro a la mayoría del mundo del
ciclismo (y a los que lo veíamos desde fuera).
Como todo en esta vida, los recuerdos (sobre todo los malos) se
van perdiendo y volviéndose más borrosos con el paso de los años,
pero estoy segura de que muchos de los que nos pasábamos las tardes
pegados a la tele viendo el Tour (reconozco que hace tiempo que no lo
hago, o por lo menos no como en esa época) recordamos muy claramente
a Pantani. Era un tipo que parecía diferente desde fuera y lo era
también desde dentro. Hace diez años ya y todavía sale en las
conversaciones cuando se habla de ciclismo: tenía garra, tenía
genio y todavía hoy hay quien no se explica ese final de su vida.
Hace demasiado tiempo de aquello para volver a abrir la herida, pero
desde este pequeño y humildisimo espacio le debía un homenaje. A
Marco y a esa persona que aún hoy me sigue diciendo “yo no creo lo
que se contaba sobre él”.
Ninguno de los dos lo va a leer, pero “El Pirata” se merece
conocer, esté donde esté, que todavía, 10 años después, su
muerte (y su vida) sigue estando presente en muchos aficionados al
ciclismo que cada vez se despegan más de este deporte.
Hay veces que yo, como la madre de Marco, no encuentro respuestas
para lo que pasó. Y sí!! estoy deseando leerme “Era mio
figlio”.
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