En este blog he escrito de muchas cosas: de deporte, de viajes, de mujeres. Es un poco como yo, un totumrevolutum de historias y anécdotas que cuento, muchas veces sin saber si a alguien además de a mí le importan 3 paparajotes.
Hoy quiero contar algo personal, y si alguien me escucha y sirve de algo, mejor que mejor. Soy donante de sangre desde primero de carrera (siglos atrás) y estoy plenamente concienciada de la necesidad de donar sangre. Nuestro sistema de donación de sangre es de los mejores y más efectivos del mundo. En Argentina, por lo que he leído, no está centralizado y si necesitas sangre, la suele donar la gente que te conoce o se organizan campañas cuando se necesita. Menudo cambio con el nuestro, eh!
El siguiente paso era hacerme donante de órganos. Lo hice hace unos años y, aunque me costó una conversación un tanto surrealista con mi señoramadre, no se me ha ocurrido retractarme ni nada por el estilo. Con el tiempo y los cambios de bolsos y mi pequeño síndrome de Diógenes particular, se me perdió la tarjeta de donante, así que hace poco tiempo, la volví a pedir por Internet; aquí está:
Como no soy nadie para dar lecciones, sólo os quería contar mi historia. Es un pequeño gesto.
Ya mañana o pasado vuelvo con mis deportes y mis cosas ;)
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