Aprovecho que estoy escuchando una entrevista muy interesante a Julio García Mera sobre un libro que ha escrito después de una serie de entrevistas que ha realizado a exjugadores profesionales de diferentes deportes os dejo un post que tenía escrito hace un tiempo y nunca me parecía un buen momento para colgarlo.
Julio acaba de hablar de la historia de Sergio, aquel porterazo de El Pozo Murcia, que dejó la selección y después el profesionalismo por una cardiopatía - y al que mis amigas y yo adorábamos - y me ha hecho pensar en los que me he dejado fuera. No quería hablar de tristezas (que luego casi todo se soluciona) en este post, así que permitidme un post liviano.
¿Y después del deporte, qué?
Todo
lo que estamos escuchando estos últimos tiempos sobre el “Caso Urdangarín” me
dio la idea hace unos días para este post.
No
amigos rotativos, no os voy a hablar de sirvengonzonadas
varias, para eso hay gente más y mejor informada que yo (me lo supongo).
A
mí se me enciende la lucecita pensando en alguien que lo fue todo en su carrera
profesional y que una vez terminada ésta, tenía que seguir con su vida de
persona normal. Pongamos normal con todas las comillas que queráis, que ser
yerno del Rey muy normal no es, las cosas como son.
El
caso es que me puse a pensar y a recordar que es de las vidas de los
deportistas de élite (más o menos conocidos o mediáticos) una vez que terminan
su vida profesional y se tienen que buscar las castañas como cualquier hijo de
vecino.
Muchos
deportistas se preparan durante y después de su ejercicio profesional para ser
entrenadores. Supongo que es la línea más directa para seguir usando la
experiencia que han acumulando durante tantos años (y que muchos no sabrán de
otra cosa, para qué os voy a engañar, jeje). Cualquiera de nosotros puede
encontrar varios casos: Laudrup, Simeone, Quique Sánchez Flores o el mismísimo
Maradona son ejemplos de entrenadores monaguilloantesquefraile.
Unos con más éxito que otros, todo hay que decirlo, pero eso ya es otro tema. En otros deportes también pasa: Pablo Laso - al que todavía recuerdo en calzón corto- en el Real Madrid de Baloncesto, Galilea u Obradovic. Cada uno que piense en el deporte que más conoce y encontrará varios.
Otro
rumbo en la vida es permanecer ligado al fútbol, pero esta vez más cerca de
quien maneja el cotarro. De defensa central expeditivo a Director deportivo. Como
Hierro o Beguiristáin. Relaciones externas o institucionales (Butragueño), enlace
con la primera plantilla (Estiarte) y delegado del equipo, como Chendo, son
otros de los puestos de trabajo que ocupan los ex-deportistas una vez terminada
su vida en la élite. Cerca de la casa tenemos el ejemplo de Paulo Roberto (el MEJOR jugador de fútbol-sala que haya existido nunca) o Fran Serrejón, ex y actual Director(es) deportivo(s) de El Pozo Murcia.
Un
grupo que odio y adoro a partes iguales – ahora sabréis por qué- son los
comentaristas deportivos. De este caso también podemos encontrar en cualquier
radio, televisión, prensa o página web: Morientes, Amor, Kiko, Solari…
Mi
relación amor/odio os la explico rápido. Muchos deportistas de élite no
soportan a los periodistas (no pongo ejemplos, pero alguno os viene a la mente
fijo) y durante su carrera los (nos) ven como a un bicho con tres cabezas que
sólo quiere chuparles la sangre o quitarle sus privilegios. Y luego, cuando
todo acaba, buscan en esos mismos bichos de tres cabezas un apoyo. No son todos
iguales, de ahí mi relación de amor/odio. Un ex-deportista ve cosas que a
priori alguien que no ha tocado un balón en su vida no nota, de ahí que sus
opiniones y visiones del deporte sean muy válidas. Y si luego quieren estudiar
periodismo como Caparrós o Julen Guerrero, ya no es amor, es adoración.
Luego
hay quien se prepara para otra cosa en su vida y sigue su camino, más o menos
relacionado con el deporte. El jugador de baloncesto Juan Antonio Corbalán – un grande, si me lo permitís- es médico y
un claro ejemplo de que el deporte profesional no está reñido con labrarse un
futuro. Profesor de Educación Física, fisioterapeuta o psicólogo son otras de
las profesiones que más habitualmente nos encontramos en profesionales cuando cuelgan las botas.
Por
último, los que no soy capaz de meter en ninguna categoría: Álvaro y Polo de
Pignoise y Pedro del programa Hermano Mayor de Cuatro. ¿Qué carretera llena de
curvas te lleva de deportista profesional a coach de adolescentes con
problemas? A lo mejor no es tan diferente un vestuario a un backstage de un
concierto de rock...
Cerca
o lejos del deporte, la inmensa mayoría de deportistas profesionales se termina
adaptando a su nueva vida. A algunos les costará más y a otros no les costará
nada. Habrá quien tenga claro desde el principio lo que quiere hacer con su
vida y hay quien se dará de bruces con el fin de todo. Los hay que no necesitarán
dar un palo al agua en lo que les
quede de vida – los menos- como Cristiano Ronaldo o Messi. Pero esos no van a leer este post.
Edición, el libro de Julio (Cuando el deporte te abandona. Lid Editorial) pasa a la de ya! a mi lista de "libros que nadie me regalará, pero soy tan friki que algún día acabará cayendo"
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Tú qué piensas?