¿Hay entre sus señorías rotativas
algún aficionado al deporte? ¿Son ustedes
habituales del campo de fútbol/ cancha de baloncesto/ pabellón de
fútbol-sala?
Si es así, seguro que reconocen
esta figura. Lo mismo se sienten identificados. Si es así, discúlpenme de
antemano si les ofende.
Una servidora se ha ido calmando por el paso de los años en lo que a hooliganismo se refiere. Pero siempre, hasta en mis peores años, he tenido la fortuna de compartir espacio deportivo con alguien más allá, con el ultra del asiento contiguo.
Este habitual destroza-tímpanos
lo mismo insulta al rival, al árbitro, al jugador propio o al de la megafonía
que anuncia los cambios o un coche mal aparcado. Su furia rabiosa no
discrimina, escupe verde a diestro y siniestro. Desde el minuto 1, se gane o se
pierda, hoygan.
No se crean que el ultra del
asiento contiguo es un cafre sin más, no. Es una persona amable: siempre pregunta a todos los implicados por su madre,
familiares fallecidos o por sus relaciones amorosas. Cuán grande es su corazón.
Cuando te sientas al lado del
ultra sabes que te espera un partido animado. Si llega el momento en que el
partido decae, tu compañero de asiento te hace partícipe de sus preocupaciones
existenciales, así no te aburres o te duermes. Eso no lo permitirá nunca. Para
el ultra contiguo no hay tema demasiado personal del que no quiera hablarte. O
partido en el que no haya estado. O persona que no conozca.
Siempre tiene tema de
conversación y mantiene tu atención de una forma única. Aquí es cuando podemos
reconocer realmente al ultra: te da codazos simpáticos o golpecitos en el
hombro mientras se dirige a ti. Socio- amigo, compañero- , ¿me entiendes no? O tal
vez, ¿ves lo que te digo? Eso me lo enseñaron en la carrera, se llama feedback.
El ultra del asiento contiguo se conoce
que también lo aprendió.
Lo único que le reprocho al ultra
contiguo es que no se despida.
Los hay que sí, sobre todo si
tienes la suerte de que es abonado (con su asiento fijo); éstos si se despiden,
incluso a veces te preguntan si sabes a qué hora es el próximo partido. Todo educación.
Lo que más te duele son los
otros, los no habituales, que nunca se despiden. Sólo se van con sus
espumarajos verdes saliendo aún por su boca y corriendo para transformarse en
la persona cuasi normal que deben ser. Sin mirar atrás. Y tú que pensabas que
habías hecho un amigo de por vida.
Hola Gloria
ResponderEliminarYo la verdad es que soy aficionado al deporte pero últimamente la "vaguitis" se ha apoderado de mí, lo reconozco.
El viernes iré a hacer paddle con mi hermana y mi chico, así que espero poco a poco ir desperezándome y aficionándome a esto, que no puede ser.
Un besazo inmenso!!!
Buenas!!! Yo soy más de sillónball, lo reconozco, jeje. "Correr es d cobardes" ;).
ResponderEliminarYa nos contarás la experiencia paddlelística. Si tienes agujetas también, no lo escondas, jejeje.
Un abrazo!